Los caminos hacia Xico

Por Cury López

El camino a Xico y a Xico Viejo, el antiguo Xicochimalco, se ha vuelto una pesadilla, como en tiempos de la conquista. Hablo del tráfico pesado que, además, se ve detenido por los topes mal hechos y los baches que parecen parte del paisaje. Xico te recibe con los brazos abiertos, eso es cierto, pero ¿por qué te recibe con baches en el camino?

Recuerdo que antes había brigadas de bacheo al menos cuatro veces al año, y el encargado de infraestructura del municipio coordinaba su trabajo con el estado para asegurar que la circulación fuera fluida. Claro, había menos topes y los pocos que había tenían una inclinación suave, no como esos rompechasis que vemos ahora. Desde hace un tiempo, parece que ninguna autoridad se ha preocupado por tener un presupuesto para mantener nuestras calles en un estado decente. Ni siquiera con el apoyo que se supone reciben los Pueblos Mágicos, que deberían ser una fuente de atracción y derrame económico por el turismo que llega cada fin de semana, en los puentes y vacaciones. ¿No sería esto suficiente para que nos preocuparan los accesos turísticos?

Entonces, ¿para qué tanto discurso de la 4T, para qué tantas promesas de buen gobierno? ¿Es tan raro? Lo más extraño es que de repente empiezan a aparecer “trabajadores voluntarios”, que se autodenominan así, hasta con pancartas anunciándose, limpiando cunetas, haciendo bacheo casero o, peor aún, “redondeando” los topes. Ellos, pidiendo su propina y generando más congestionamiento, incluso en horas pico, poniendo en peligro el tráfico. ¿Alguien se ha preguntado si cuentan con licencia para hacer ese trabajo? ¿De dónde sacan el asfalto, propiedad de Pemex? Obviamente, es de mala calidad, porque solo dura un par de semanas, como un remedio temporal. Y después de eso, quedan bordos y “tortas” de material adherido, que vuelven a convertirse en obstáculos. Y ahí vamos, de vuelta, aguantando y dando nuestro peaje. No es de extrañarse que esta intervención de particulares “voluntarios” haya causado accidentes y hasta muertes, como la del pobre hombre atropellado cerca de Zimpizahua, solo por poner un ejemplo.

Un caso similar ocurre en San Marcos, donde de vez en cuando unos cuates con camioneta se aparecen a “arreglar” los topes y baches, pidiendo su propina a los que pasan. ¿Qué imagen le estamos dando al visitante? Nadie parece intervenir, ni tránsito ni la policía, ya que no es una actividad oficial. Nuestro pueblo es muy generoso, ellos – los autodenominados voluntarios – recogen su dinerito y, aparentemente, hacen algo bueno por la comunidad. Pero, ¿y nuestro impuesto, que se supone debe destinarse al mantenimiento de las calles? ¿Por qué tenemos que seguir soportando los baches y los topes salvajes?

Somos comprensivos, pero ¿por qué apoyamos con nuestras propinas una actividad ilegal? Un trabajo que corresponde a la autoridad, y donde tránsito debería supervisar la reparación. En cambio, los responsables municipales o estatales nos dejan caer en los baches hasta que se desgasten los amortiguadores, para que luego aplaudamos a los “trabajadores voluntarios” que, al menos, nos quitan el hoyo más profundo del camino, aunque sea solo por un rato.

Es uno de los muchos detalles que aguantamos día con día. Todos, absolutamente todos, tenemos que pasar por esas calles y sufrir las consecuencias de caer en los baches o de saltar los topes, lo cual también resulta peligroso. Y con más tráfico, más topes aparecen. Y con más topes, más se deteriora la vía. Me pregunto: ¿qué hizo mi voto la vez pasada? ¿En qué bache cayó? Y miren, ahora vienen los candidatos a pedir nuevamente mi voto, con promesas y promesas. Qué bonitas suenan, ¿verdad? Que ahora sí nos van a escuchar, que nos van a apoyar, que van a darnos lo que necesitamos, que van a solucionar todo. Con su diplomática hipocresía nos dicen lo que queremos escuchar. Pero son los mismos, es el mismo club de compadres. En Xico no tienen vergüenza de mencionar a aquellos que ya han fallado, que conocemos bien, solo por jalar agua para su molino. ¿Cómo voy a creerles? Pero mi voto no debe acabar otra vez en un bache. No me hagan agradecer la migaja de regalo (o debo decir soborno) que reparten una sola vez, a cambio de mi voto. ¡No! Quiero votar por alguien que valga la pena. Como ciudadano, merezco calles sin baches, un presupuesto sin baches, proyectos duraderos sin baches y una alcaldía honesta sin baches. ¿O qué opina usted?