Vecinos de Xico: acuérdense que en estas elecciones somos los patrones

Por Cury López, el que siempre anda analizando las cosas
¡Así es, paisanos! Esta vez ustedes son los que mandan. ¿No me creen? Fíjense bien: con su voto van a poner a alguien en la chamba de alcalde o alcaldesa. Y no solo es esa persona. Cuando gana uno, ya sabemos que mete a todo su equipo… que también terminan trabajando para nosotros. Votar es como escoger a un empleado de confianza para que lleve las riendas de nuestro pueblo.

Porque el que quede va a cobrar un buen sueldo (pagado con nuestros impuestos, no se les olvide), y los que se cuelgan con él también van a vivir de lo que pagamos todos. ¿Sí o no?
Entonces pregunto yo: ¿por qué hay que andar haciéndoles fiesta como si fueran reyes o reinas? Más bien, hay que pensar con la cabeza bien fría si esa persona va a poder sacar adelante el trabajo. ¿A poco cuando contratas a alguien para tu negocio nomás porque trae globos y camisetas le dices que sí? No, ¿verdad? Primero ves si de veras sabe hacer la chamba.

¿A poco no han visto que muchos solo vienen a presumir, a repartir abrazos y a decir promesas? Y hasta quieren que les supliquemos que nos den algo… cuando en realidad el “pastel” ya es de nosotros, no de ellos.

Si seguimos con esa mentalidad, vamos a terminar eligiendo mal otros tres o cuatro años. Y luego no nos andemos quejando.

Cuando tú pides trabajo, te revisan estudios, experiencia, te piden cartas de recomendación y hasta te ponen a prueba. Y si no sirves, te dan las gracias. ¿Entonces por qué no le hacemos lo mismo a los que quieren gobernar?

Yo ya decidí. El que venga a mi casa a pedirme el voto le voy a preguntar:
—A ver, ¿quién te recomienda?
—¿Qué experiencia traes?
—¿Qué estudios tienes y qué sabes hacer?
—¿Y la bola de amigos que te acompañan, qué fama tienen?
—¿No traen mañas o ya nos quedaron mal antes?
Hasta ganas me dan de sacarles un detector de mentiras, pero bueno…
Miren, si alguien entra a trabajar a una empresa y es flojo o transa, al rato lo corren. Pero en la política no. Si elegimos mal, lo tenemos que aguantar todo el tiempo que dure el cargo. Y ahí sí, ya no hay para dónde hacerse.

No caigan en el juego de los que andan cambiando de partido solo porque les conviene. Esos que ya pasaron por todos los colores y ahora se disfrazan de otro. Tampoco a los que solo buscan heredar el puesto como si fuera trono de familia. Y peor si no tienen ni estudios de verdad o ya tienen fama de andar haciendo tranzas.

¡Acuérdense, paisanos! El voto no es una limosna ni un favor. Es el poder que tenemos como patrones. Esta vez, vamos a contratar bien.